Las raíces: cómo son y qué tipos existen
Es bajo la superficie del suelo donde crece y se desarrolla una parte muy importante de las plantas que nos rodean y de las que nos rodeamos. Las raíces constituyen ese conjunto de estructuras subterráneas propias de la planta, que podemos definir como el “sistema radicular”. Estas estructuras están involucradas en numerosos procesos fisiológicos y son capaces de realizar diversas funciones, fundamentales para el desarrollo y la existencia de la propia planta. Basta pensar que la raíz es la primera estructura que sale de la semilla en el momento de la germinación y de ella depende la posibilidad de que la misma pueda echar raíces y dar vida a una nueva planta joven.
Aunque su posición no las hace visibles a nuestros ojos, las raíces constituyen la mitad oculta del verde que nos rodea y no es poca cosa. De hecho, a menudo, concentrados en la defensa de las producciones, corremos el riesgo de descuidar la raíz, que en cambio constituye la premisa esencial de la producción misma. Sin una buena raíz una planta no sobrevive y no produce.
Los sistemas de raíces tienen diferentes tipos de conformación, todos capaces de realizar funciones fundamentales en la vida de la planta. En concreto, se definen a sí mismos raíces primarias, los sistemas en los que existe una raíz principal más larga que las ramas laterales, que desciende directamente del tallo de la planta. En cambio, se les llama fascicolar, las raíces en las que las ramas laterales son largas o incluso más largas que la raíz central.
Aptas para llevar a cabo una amplia gama de funciones, que incluyen no solo la absorción de agua, sino también el transporte de agua y nutrientes, el anclaje al suelo y el soporte de la propia planta, las raíces también juegan un papel fundamental en el almacenamiento de sustancias de reserva, en regulando las relaciones entre las plantas y cooperando con otros organismos presentes en el suelo.